Por Ing. Andrés Cueto Navarro.
Panteón Municipal convertido en jardin ocasional. |
Fascina la forma como el Mexicano festeja esa otra vida que
es la muerte.
Desde
tempranas horas de la mañana del 1 de Noviembre la monotonía de lo cotidiano se
rompe ante el encanto de ese festejo. El ambiente en el mercado se engalana
ante la policromía de las flores que habrán de adornar los altares y
nichos. El deambular de la gente en pleno trajinar del día en que las almas
de los infantes difuntos ocuparan
nuevamente el lugar entre la
familia mortal que nunca los ha olvidado.
El panteón
local se encuentra abarrotado. Risas, música y voces brotan de capillas, nichos
y espacios donde se sepultaron los seres queridos.
El ambiente es de fiesta es inconfundible, desde la entrada al camposanto el ambiente de feria es inconfundible, fruta curtida en mistela, chuchos secos, cascarones con harina, juguetes, puestos de ropa y calzado y una variedad de aguas frescas, tacos, y ricos platillos se ofrecen a las familias que visitan el cementerio para limpiar, adornar, festejar y compartir la existencia con aquellos que se “adelantaron”.
La muerte ambiente de fiesta. |
La muerte
fría se vuelve cálida, el llanto de ayer ahora es risa acompañada de momentos
de silencio para reflexionar y recordar,
los niños ríen y juegan al lado de la cruces que señalan el lugar donde está el
hermano, hermana, primo , prima ,tío o tía que hoy comparte el juego y la risa en una
jornada familiar.
Alrededor de
la tumba, las mesas, la parrilla, las botanas y cervezas en la hielera
engalanan el lugar donde el festejado que no es de este mundo y que solo por
hoy estará presente es principal invitado, después se va para retornar dentro de un año para celebrar
lo que fue y es dentro de la familia.
La aceptación a la muerte, es en cierta forma, fría… Algunas personas con anticipación compran los espacios en los cementerios, se preparan pues para la muerte, escogen su féretro, se tejen las mortajas y hasta se definen los detalles del velorio. Nos aceptamos finitos e incorpóreos, que tenemos una continuidad en la “otra Vida” que paradójicamente es la muerte. Sabemos que regresaremos cada 2 de noviembre a celebrar y contactar lo que dejamos y que conviviremos con la familia terrenal con los colores, sabores y texturas de lo que hoy es una maravillosa tradición.
" El ultimo adiós" Nombre chusco de cantina cerca del cementerio de Tuxtla Chico. |
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